Viernes 2 de agosto de 2013. 23:30. Después de más de un día de vuelo. Después de cruzar el Atlántico. Después de nervios, emoción, alegría y una pizca de tristeza por dejar atrás toda una vida, toda mi vida, aterrizaba en el aeropuerto de Lexington, Kentucky un avión procedente de Atlanta, en ese avión iba yo. Estaba muy nerviosa, muy impaciente y muy feliz. Todo junto, todo envuelto con mi corazón, sonará cursi, pero es así.
Lunes 2 de septiembre de 2013. Un mes, ha pasado un mes. Llevo aquí un mes y recuerdo todos y cada uno de los momentos que pasé aquí. Todos. No se me ha olvidado nada. Todo a sido perfecto, todo a sido como si nada hubiese cambiado, como si no viviese en un país diferente con una familia diferente, llevo aquí un mes pero es como si llevase una vida, pero a la vez como si llevase dos días. Parece que fue ayer cuando llegué, pero todo me resulta tan cómodo y familiar que es como si ya lo hubiese vivido, como si ya hubiese pasado un año aquí, como si esta no fuera el primer mes de mi vida en esta casa.
Durante el mes que llevo aquí, he ido a cientos de partidos de fútbol. He nadado, jugado con barro, pero lo más importante es que he aprendido. He aprendido a sorprenderme cuando cada vez entiendo mejor el idioma, he aprendido a sorprender cuando mi hermano pequeño dice que soy la mejor del mundo por comprarle palomitas, cuando mi hermano mayor dice que parezco una sirena cuando puedo aguantar tanto debajo del agua o cuando mi hermana y yo cogemos el móvil para hacernos fotos . He aprendido que no aprende quien no quiere, que América es un país muy grande con gente muy grande, que quizás este no sea un estado en el que dijeras de vivir si te dejasen escoger cualquiera, pero aquí tengo una parte de mi vida.
Este mes ha sido para conocer, para iniciarme en mi nueva vida, esta ha sido una pretemporada, me quedan nueve meses aquí, y van a pasar a la velocidad de la luz si son tan maravillosos como este que hemos dejado.
Noche de fútbol en el Instituto. Sí, los colores de mi High School son el azul y el blanco, vaya coincidencia.
Paseo por el río.
Esto es lo que pasa si no vigilas el móvil.
Todos los momentos son especiales, todos los momentos son divertidos, todos los momentos son diferentes, lo único que se necesita es apreciarlos, tratarlos con mimo y con cariño, cuidarlos, que no se vayan, porque cuando se van es cuando empieza el olvido, cuando no nos acordamos lo ricas que estaban las magdalenas que hicimos por el cumpleaños de nuestro amigo o lo bien que se estaba en el agua del río. Cuando dejamos irse a los momentos, se van para siempre, porque los momentos, como el tiempo, no los podemos recuperar, por eso alguien dijo un día "Carpe Diem", y con acierto, porque lo mejor que se puede hacer es vivir el momento, como el mejor que hemos pasado, sin pensar en lo que estarán haciendo los demás, en lo que estarán viendo los demás, porque puede que sea el más precioso de los paisajes, pero lo que estamos viendo nosotros, es nuestro, por eso todos los momentos son buenos, porque todos nos sirven para aprender, para mejorar y para evolucionar, porque nos ayudan a madurar y a avanzar, a formarnos y a entendernos, porque los momentos, son la única cosa en el mundo que no se puede compartir a menos que se esté presente, porque puedes decir que el paisaje era muy bonito y que viste a mucha gente, pero a nadie le importa lo que pensaste, lo que sentiste o incluso lo que oliste en ese momento, en ese instante que aunque no fue el mejor de tu vida, se quedó ahí, en tu memoria y en tu corazón, para siempre.
Because in the end they´ll be just memories.