jueves, 29 de enero de 2015

NUEVOS HORIZONTES

Estas últimas semanas se han salido un poco de lo cotidiano. Un mes pasó ya de navidad y desde entonces un grupo de amigos y yo hemos estado pensando en hacer un viaje nada más acabar la selectividad. Vuelvo a notar esa adrenalina desplazándose a mil por hora por mi cuerpo con sólo pensar en viajar, en romper los esquemas, en probar algo nuevo, como es viajar con amigos, algo que nunca antes había hecho.
El plan de viaje siempre es complicado, y más cuando los organizadores somos un grupo de adolescentes con gustos y expectativas diferentes. En un principio íbamos a ir a París, pero cuando ya teníamos toda casi decidido, no éramos capaces de ponernos de acuerdo con la fecha de regreso: uno de mis amigos quería estar de vuelta en Coruña el día 19 de junio antes de las seis de la tarde, que es cuando salen en internet las notas de Selectividad (Que tensión!!!) y los demás preferíamos pagar menos por el vuelo y comprobarlas en Barajas. Para que los argumentos no fuesen a más, decidimos cambiar de destino, ya que no nos importa dejar París para más adelante, o quizá no esté predestinado para nuestro grupo, quien sabe. Después de hacer una votación entre todos, incluyendo sólo los destinos directos desde Santiago o Coruña, nos decantamos por Lanzarote. Dos destinos completamente opuestos, pero seguro que después de un año estresante como es 2º de bachillerato, no nos viene mal un poco de relax en la tumbona, algunas excursiones y sin que falte el paseo en camello, además, espero encontrar un buen sitio para bucear, ahora que ya soy, por fin, legal en eso del buceo.
Y hablando de excursiones, durante las navidades, fui con un grupo de senderistas/montañistas a explorar el nacimiento del río Sil, en León, y he de decir que es una zona maravillosa, con unas pistas estupendas y una vegetación majestuosa, por lo que recomiendo las rutas, tanto del Valle del Silencio como del nacimiento del Sil a todo aquel que tenga ocasión de visitar la zona.








viernes, 5 de diciembre de 2014

SALIR DE TU ZONA DE CONFORT (Y VOLVER A VOLAR)

Without even thinking about it I used to be able to fly. Now I’m trying to look inside myself to find out how I did it. But I just can’t figure it out. (Antes podía volar sin siquiera pensarlo. Ahora intento mirar dentro mío para descubrir cómo lo hacía. Pero no encuentro la respuesta.)


A veces cuesta arrancar, hace seis meses que estoy en España, más de la mitad del tiempo que estuve en Kentucky, pero no parece real. Es decir, me encanta estar en casa de nuevo, pero vivo en una nube, en una rutina diaria de ir a clase y estudiar, de vez en cuando hacer un examen y repetir el proceso, es monotonía, ya lo decía Antonio Machado, Dice la monotonía/ del agua clara al caer/ un día es como otro día/ hoy es lo mismo que ayer, y no podía estar más acertado. Mirar por la misma ventana todos los días, desayunar lo mismo todas las mañanas, coger los mismos autobuses todas las semanas,  soñar con viajar largo otra vez y esperar con paciencia a que llegue el momento.


Y el momento llegará, en verano, o quizás antes, puede que sea salir de la zona de confort, de la monotonía, tan solo un par de días, pero al fin y al cabo es algo. Porque todo el mundo escribe sobre lo maravilloso que es pasar un año en el extranjero, pero nadie habla de volver a a casa, de lo que es volver a estudiar hasta la una de la mañana, de lo que es comer de nuevo a las tres, cenar de nuevo a las diez, de lo que es estar de nuevo con tus amigos, con tus compañeros, con tu antiguo colegio, todo antiguo pero todo nuevo. Nosotros cambiamos, al menos yo considero que cambié, pero lo que dejamos también cambió. El mismo colchón que usamos durante 15 años, pero a la vez tan diferente. La misma cocina donde comimos nuestras primeras comidas, la misma mesa que vio mi sufrimiento por no saberme la lección o mis alegrías cuando llego con una buena nota. Son otra vez los mismos caminos, las mismas caras, las mismas sonrisas. Es otra vez esa sensación de controlar la situación, es sentirse protegido de nuevo, es aprender a volar.

martes, 20 de mayo de 2014

20 DÍAS O EL RESTO DE TU VIDA

En enero del 2013 me presenté a un examen de inglés, el verano quedaba muy lejos, y aún más el verano siguiente, cuando aún no tenía una fecha marcada en el calendario para coger un avión a Kentucky, cuando aún ni siquiera sabía que me iba a venir a Kentucky, no pensaba en la fecha en la que iba a coger un avión de vuelta a casa. Cuando en julio supe mi destino, solo pensaba en lo que iba a pasar durante este año, en lo que iba a vivir, en lo que iba a ver, en lo que iba a aprender. Durante este año, busqué en cada ocasión, la mejor manera de enseñarle al mundo esta experiencia, los desafíos vividos, la gente increíble, la hermosura de compartir tu vida con personas que no conoces, desde la mirada de una chica de 16 años. Algunas veces ha sido fácil sentarme y escribir, pero otras no hacía más de dejarlo, pos-ponerlo, porque las palabras no me salían, no me querían salir.
Durante este año he conocido a gente que me ha inspirado a descubrir, a seguir mis sueños. Es parte de esa pureza de viajar a un sitio en el que nunca has estado, conocer gente nueva, ser parte de algo más grande que uno mismo. Creo que estoy empezando a darme cuenta que cuando despegue ese avión de vuelta a casa, no voy a ser la misma persona que se fue hace nueve meses, pero no me asusta, he cambiado, pero sigo siendo la misma que se fue, y con apenas 20 días aquí, estaría mintiendo si no admitiera que pienso mucho en esa temida pregunta de ¿...y después? El futuro está a la vuelta de la esquina, pero al mismo tiempo quiero seguir centrándome en la experiencia mientras está sucediendo, creo que cada día es una oportunidad para dar lo mejor en la vida, para disfrutar de lo que tenemos, y de pensar en lo que queremos, no quedarnos con esa sensación de "Si hubiese..."



viernes, 25 de abril de 2014

PETER PAN

Nada hace que no quieras tomar una decisión espontánea, nada te impide empaquetar tus 15 años de vida cómoda, de una vida en la que lo tienes todo al alcance de la mano y marcharte de casa un año al Nuevo Continente, no conoces a nadie, no conoces nada, pero cuando llegas te sientes en casa, con 16 años he viajado, me he culturizado, he conocido a gente por la que merece la pena luchar y gente por la que no daría un céntimo. Pero todas esas pequeñas cosas te hacen cambiar, te hacen ver la vida con otros ojos. He vivido más cosas que la mayoría de la gente de mi edad, he cambiado para adaptarme, pero en el fondo sigo siendo yo. Nada cambia en el interior, pero si salen cosas enterradas, cosas que siempre estuvieron ahí  pero nunca dije en voz alta. Algunas veces querría ser como Peter Pan, no crecer nunca, pero después me doy cuenta que eso es estúpido, si no hubiese crecido, no habría madurado, no estaría viviendo el sueño y no se podrán cumplir esos tesoros enterrados en el fondo del corazón, por eso hay que dejar que la vida siga su curso, como un río, no se puede impedir crecer, pero se puede disfrutar de miles de maneras, aprovechar las oportunidades y no decir "no" a progresar, porque algunas veces es difícil, algunas veces quieres tu vida cómoda, pero el mundo tiene muchas maravillas que alguien tiene que descubrir, y una manera de empezar es dejarte llevar por lo que te dice esa vocecita en el corazón que siempre te acompaña.
Hace más de un año había tomado esa decisión, la decisión de dejarlo todo y venirme aquí, y ahora, a poco más de un mes para coger otro avión que me lleve de vuelta a España, siento que necesito más, que esto no ha sido suficiente, que no es el momento de volver todavía. esta semana he estado en Washington D.C. y no hubo día que no pensase en esas cinco personas que estaban en casa esperándome, no hubo noche que no hablase al menos con uno de ellos, y es que no se como voy a poder vivir cuando no escuche su voz a diario, cuando no los tenga a mi lado a diario, cuando no tengamos esas reuniones de chicas, cuando no escuche la guitarra sonando desde que llegamos de clase, cuando no escuche ese "Dinner is ready" todas las noches,  cuando no tenga con quien hacerme la enfadada porque alguien quiere poner una película de miedo por la noche. Esos detalles, esas acciones, que te quedan marcados, que te acompañan allá a donde vayas. Me queda un mes para disfrutar con unas de las cinco personas a las que más quiero en este mundo, con esos nuevos amigos, con esta nueva, o ya no tan nueva, lengua. Decían que este año iba a ser el mejor de mi vida y no se equivocaban. Puede que haya estado alejada de personas a las que consideraba inseparables, pero me he dado cuenta que hay personas que se hacen inseparables en todos los rincones del mundo, sin importar las diferencias, sin importar las edades, sin importar nada, porque al fin y al cabo lo único que importan es que son una parte de ti, y que por muy lejos que estés, siempre te vas a hacer llevar por su ejemplo, recordando las cosas buenas y las malas y aplicándolas. Esas poleas que hacen que tu camino, ese camino a la cima de la montaña, sea más fácil. 
Así que no, no quiero ser Peter Pan, el tiempo pasa, la gente cambia, y al final sólo queda un pasado inolvidable para formar un futuro inolvidable, al final, todo depende de ti, el poner a funcionar las poleas es tu trabajo.
















miércoles, 12 de marzo de 2014

TODOS LOS CAMINOS LLEVAN AL MAR

"I left my heart in San Francisco. High on a hill, it calls to me. To be where little cable cars climb halfway to the stars" Estas estrofas de la canción de Tony Bennett describen a la perfección lo que he sentido al irme de San Francisco, pero hay que empezar a contar las historias por el principio.
El viernes 7 de marzo despegaba un avión desde Lexington, Kentucky, con destino a Chicago, y desde Chicago otro a San Francisco, en ambos aviones iba yo, dispuesta a pasar un fin de semana inolvidable en California, pero en vez de eso, me encontré con un trocito de "casa" en el Pacífico, me encontré con una ciudad europea en Estados Unidos, me encontré con que un pedacito de mi corazón se quedó en San Francisco, esperando a que en un futuro recorra sus calles de nuevo, que pasee por el Golden Gate o que suba sus interminables cuestas, que vuelva a respirar ese aroma a sal, a pescado, a marisco, ese aroma que después de tanto tiempo he vuelto a oler. La brisa del mar, las gaviotas. Porque cuando viajas pasan cosas, cosas puntuales, que a veces, duran para toda la vida. Esos detalles, esos olores, el tacto de la madera en el muelle, el color verde de los campos, de las montañas en contraste con el azul del Pacífico, esas cosas, nunca mueren, se quedan en tu memoria, y nunca, nunca, se olvidan. Fue uno de los mejores fines de semana de mi vida, con sabor a poco, pero que me han ayudado a recordar que mi lugar está al lado del mar, que ese olor a pescado podrido que a la mayoría de la gente le produce nauseas, a mi me recuerda que estoy en casa, que el azul del mar y el azul del cielo son los colores más bonitos del mundo, que siempre está esa pregunta de a dónde van  barcos al cruzar la línea del horizonte. La arena en los pies, el sol en el cuerpo. A mucha gente le parece algo inalcanzable, pero yo lo tengo, lo que dejé atrás es todo eso.
Algunas veces quiero seguir adelante lejos de Coruña, lejos de Galicia, de España, y me considero capaz de hacerlo, pero tendría que ser en un lugar que me pueda recordar a casa, un lugar, en el que haya dejado un pedacito de mi corazón.

Panorámica de San Francisco


En el puerto



Calle Lombard desde el final de la cuesta

Golden Gate





Dicen que el hogar está ahí donde está el corazón, yo me he dejado el corazón en San Francisco.



lunes, 6 de enero de 2014

EL SECRETO DE LA MONTAÑA RUSA

Supongo que ahora es un buen momento para escribir de nuevo, después de tanto tiempo, y a pesar de llevar de vacaciones dos semanas, no he tenido tiempo para coger el portátil y escribir, no es que haya estado ocupada, que la mayor parte del tiempo me lo he pasado viendo maratones de películas navideñas o series, así que he tenido que utilizar el día "extra" de vacaciones para poneros al día, y es que hoy debería estar en clase, sí, a mí también me parece increíble que los Reyes no lleguen aquí, pero como este año he sido muy buena, me han dejado dos días más de vacaciones. El instituto está cerrado a causa de la nieve y el frío.
Estas navidades han sido diferente a lo que estaba acostumbrada, no tuve cenas con la familia el día de navidad y fin de año, pero fueron, a su manera, especiales también. Lo mágico de las navidades fue el nacimiento de los cachorros, justo el día 25, y aunque ahora estoy harta de ellos, su olor, que me despierten a las siete de la mañana, o que cuando los seco después del baño me vomiten/meen/caguen encima, pero supongo que es algo que todos los bebés hacen.
El pasado día 2 he hecho cinco meses completos en Kentucky, eso quiere decir la mitad, eso quiere decir que hace cinco meses estaba en Coruña y dentro de cinco meses volveré a estar de nuevo en Coruña, y eso me horroriza, pero es algo que tengo que afrontar, se que esto no va a durar eternamente, pero en estos momentos no puedo pensar en otra cosa que no sea despertarme por las mañanas y ver campo, llegar de clase y que la perra me salte encima, coger el autobus, desayunar y comer en el instituto.
Hoy, con la nieve fuera, el calor dentro y el mar a cientos de kilómetros, decido contaros, que haber decidido estudiar aquí ha sido la mejor decisión de mi vida. Sí que es cierto que algunas veces pienso, en España era todo más fácil, todo lo mismo desde hace años, casi nada varía, sí que es cierto que en España hablo mi idioma, tengo a mi familia, pero la vida sin cambios es demasiado aburrida, siempre me han gustado las montañas rusas, y aunque al principio imponen y dan miedo, cuando te bajas dices, ¿Repetimos? y entonces se convierte en una adicción, en algo que quieres hacer porque sabes que es divertido, y ya no da miedo en absoluto, es más, te gusta, porque se trata de conocer que tipo de montaña rusa te gusta más, pero nunca acostumbrarte a ella, porque sabes que va a llegar un momento en el que va a cerrar, y vas a tener que esperar hasta el día siguiente a que abra de nuevo, pero yo no soy de esas personas que se queda esperando tristemente, yo me voy a tomar un refresco, a dormir, y cambio de parque, porque entonces, quizás encuentre una montaña rusa más alta, más divertida, pero nunca me planteo en quedarme siempre en ella, cambio, busco, y cuando encuentro la perfecta, entonces, me quedo, pero es después de mucha búsqueda, después de visitar muchos parques de atracciones, cuando encuentras una que merece la pena esperar por ella. Con esto digo que no se lo que quiero en un futuro, ahora me toca vivir esta montaña rusa, se que se va a acabar, que tiene una fecha de caducidad, pero no me voy a entristecer, porque lo supe desde un principio, y voy a seguir adelante, buscando más montañas rusas, preparada para el cambio, creando el camino.

Luces de navidad en Lexington

Sí, en fin de año comimos uvas


Fin de año


Fin de año

viernes, 13 de diciembre de 2013

MOMENTOS PARA PENSAR

A veces dejamos escapar trenes por ir detrás de aquellos que ya se han puesto en marcha y aunque vayas detrás y les hayas gritado, ya no se paran, por eso aprendemos de los errores, y casi nunca nos damos cuenta de aquel que ha estado parado a nuestro lado, por eso el gran misterio de que no sabremos en que estación nos bajaremos. Pero lo que importa es que día tras día sea mejor, para que al final, en aquella estación que desembarques, toda esa gente que está dentro, esté orgullosa de lo que eres, y que gracias a los que están, como a los que se han ido, tengas un equipaje mejor que con el que empezaste tu viaje. Pero no todo va a ser una linea recta, algunas estaciones van a estar en lo alto de la montaña, y llegar a ellas va a ser un trabajo fatigoso, pero una vez en la cima, te sorprenderás de las vistas, y de que ha merecido la pena, y que nunca, jamás, hay nada que perder. El caso es que estando donde estoy, habiendo luchando desde siempre, sin un objetivo fijo, aún no es momento de bajarme de ese tren, desde que estoy aquí, me he dado cuenta de que hay cosas que me encantan y nunca las había "desenterrado", me he dado cuenta que no es horrible estar lejos de casa si encuentras a unas personas que te quieran, me he dado cuenta que no quiero estudiar lo que me manden, quiero buscar, descubrir, averiguar. No quiero estar sentada viendo como pasa el tiempo, quiero moverme a su velocidad, porque me asusta el tiempo. Es decir, me asusta no tener el tiempo suficiente para  conocer a la gente y saber como son de verdad, y de que la gente me conozca a mi. Me asusta lo fácil que es juzgar rápidamente y lo fácil que es equivocarse, que la gente no se moleste en conocerte, y es por eso, por lo que ya se me ha pasado ese deseo de vivir para siempre, lo que quiero hacer es algo que perdure, algo que sirva a los demás para conocer mejor el mundo. Muchos pensareis que eso no tiene nada que ver con estar aquí, que lo podía haber descubierto en mi casa, sin tenerme ir a estudiar a Estados Unidos, pero aquí me he dado cuenta de que quiero hacerlo de verdad, que no es sólo un sueño, si no algo que está ahí, pero sólo hay que aprender a buscar para encontrar la estación correcta.

Y después de este pequeño sermón de sinceridades para mi futuro, vayamos a lo realmente importante, el presente (Carpe diem). Se que hace siglos que no escribo, pero entre esto y aquello no encuentro un hueco, pero lo cierto es que han pasado muchas cosas, pero las principales fueron mi cumpleaños y Nueva York. El 30 de noviembre fue el día de mis sweet 16, por la mañana me cantaron el cumpleaños feliz, en inglés, obviamente y me dieron los regalos, una bufanda de UK (University of Kentucky) y una película, Red 2, después nos fuimos a comer y finalmente al cine a ver Catching Fire, ambas películas me encantaron, y Nueva York fue simplemente impresionante. Nunca me imaginé a mi misma paseando por el Central Park, o por las calles que todos nos tenemos tan conocidas de las películas, pero allí estaba yo, disfrutando de una semana de vacaciones y conociendo "La Gran Manzana".

Estas son unas de las muchas fotos que saqué:

Central Park

Puente de Brooklyn


Central Park


Central Park



Memorial de las Torres Gemelas

Pista de patinaje 

Times Square

Estatua de la Libertad

Memorial de las Torres Gemelas

Central Park

Central Park

Nueva York desde el Empire State Building

Edificios aleatorios

Central Park

Más edificios aleatorios






Rokefeller 

Washingtong Square Park



Monumento a Washington

Dedicación/Memorial a John Lennon en el Central Park